sábado, 25 de julio de 2009

¿Este sábado juegas?

El mismo día de la maruja y el euro, un manolo, el masculino de maruja, también se cubrió de gloria en el metro...

Venía hablando con otro espécimen de su misma calaña, cuando el manolo número 1 preguntó...

¿El sábado juegas?

El manolo número dos, pareciendo no haber entendido la pregunta, dijo:

¿Ein?

Y el manolo número 1 repitió...

Digo si este sábado juegas...

El manolo número 2 pregunta...

¿Éste que viene?

Lástima que el manolo número 1 no tuviera buenos reflejos... Si los tuviera, le podría haber contestado:

No, éste no, el segundo sábado del cuarto mes de treinta días del próximo año bisiesto, ¿no te jode?

Pero no, le dijo:

Sí, éste que viene...

El resto de la conversación ya no tiene interés...

La maruja y el euro

Las marujas ya han aparecido en un par de posts de este blog, aunque siempre como actrices secundarias. Pero recientemente una maruja me demostró que ellas también pueden ser bordes, aunque en esta ocasión jugando con ventaja debido a las circunstancias de su víctima, aunque la víctima se lo buscó...

Era un sábado por la mañana, sobre las 7:00, y en el metro se podía encontrar dos clases de personas: los locos cómo yo que se iban a una carrera popular por Barcelona, y los que, por obligación, se iban a trabajar un sábado por supuesto con bastante mala leche. Dudo que nadie esté a esas horas en el metro por placer...

Una maruja bajaba rápidamente las escaleras, pues escuchaba que llegaba el metro. Es una de las cosas que más me cuesta entender de las marujas, esa extraña obsesión que tienen de coger el metro que está llegando, aunque para eso tengan que atropellar a alguien, torcerse un tobillo (algo bastante complejo debido a la cantidad de carne que suele rodear sus tobillos) o torcérselo a otra persona, como si dos minutos después no fuera a llegar otro metro por el mismo andén.

A la maruja en cuestión, por los rápidos movimientos que estaba haciendo en la escalera, se le cayó una moneda de un euro cuando estaba a dos escalones del andén, justo delante de un chiringuito de la ONCE, con ciego incluido. El ciego, cuyo sentido del oído le permitió reconocer el dinero botando escalones abajo, dijo:

Señora, eso es dinero, si le sobra compártalo.

Y la maruja, indignada, le contestó:

Sí, claro que me sobra, por eso me levanto y cojo el metro a estas horas.

El ciego se quedó mudo... Y la maruja recogió su euro...

sábado, 11 de julio de 2009

Aparato eléctrico

Hacía tiempo que no me fijaba en el exquisito vocabulario de los hombres del tiempo, pero esta noche reconozco que me han vuelto a sorprender.

Ahora que llega el verano y, con cambio climático o no, inexorablemente debería hacer calor, es normal que se vuelva a hablar mucho más del clima, sobre todo, cuando el clima hace cosas raras.

Creo que es raro que llevemos varios días, al menos en Barcelona, con un agradable fresquito nocturno que no es que deje dormir, sino que además invita a hacerlo con edredón y todo. De manera que, pese a ser raro, como no es molesto, no es noticia.

Pero sí que ha sido noticia hoy que, no recuerdo dónde, haya habido lluvias acompañadas de aparato(RAE) eléctrico.

La verdad es que con el diccionario en la mano, o en el link que os dejo, quizá la acepción número 4 podría entenderse como válida para describir a los rayos que acompañaban a las lluvias. Pero creo que los meteorólogos deberían usar un lenguaje más normal, al menos los que cobran por contarnos el tiempo que va a hacer, ya que supuestamente ese dinero que cobran es a cambio de explicarnos las cosas, y una buena manera de asegurarse de que algo se explica correctamente es hacerlo de manera sencilla.

Así que les sugiero que nos digan que la lluvia venía acompañada de rayos y truenos, o mejor todavía, que se trataba de una tormenta eléctrica.

Si no, imagino que a más de uno se le habrá ocurrido que con la tormenta venían de regalo tostadoras, aspiradoras, licuadoras, lavadoras y otros aparatos eléctricos.

lunes, 6 de julio de 2009

El pelo blanco y los anuncios

Últimamente The Big Borde está detectando un aumento sustancial en la cantidad de anuncios en los que aparecen hombres de edad mediana con el pelo muy canoso, casi blanco.

No sé si algún publicista habrá pensado que inspira más confianza que el señor de Caja Madrid que sí que da créditos tenga el pelo blanco...

O si es más convincente que ese aventurero que pretenden decirnos que llevamos dentro y que necesita un coche muy grande y muy caro, también tenga el pelo blanco...

O si la leche que llevamos tomando toda la vida en realidad no sirve para nada, si no tiene esa cosa rara que tiene la leche que anuncia un tío con el pelo blanco y que tiene un acento extranjero poco reconocible por lo que parece entender mucho de la leche y sus componentes...

Pero lo mejor de todo es cuando ya han pasado dos o tres anuncios con señores de pelo blanco y de repente... Aparece el anuncio de Just for men(link), en el que un señor con el pelo blanco por fin se decide a hacer desaparecer sus canas con este magnífico producto, y de repente recupera la sonrisa, la confianza en sí mismo, conquista a la mujer de sus sueños y hace felices a sus hijas. En el anuncio no se ve, pero también se compra el coche de sus sueños...

La verdad es que acabo desconcertado cuando veo estas secuencias de anuncios. Y ahora que empiezan a salirme las primeras canas, tengo serias dudas sobre si acabaré comprando coches caros y poco prácticos, si cambiaré mi marca de leche, si iré a Caja Madrid a pedir un crédito o si terminaré consumiendo llus for men para seguir siendo un hombre feliz.

Os mantendré informados. Por ahora las canas no se me ven tanto...