martes, 20 de enero de 2009

La fan de David Bisbal y su correo electrónico

Internet y la informática en general son una fuente inagotable de pifias lingüísticas memorables. Principalmente por las malas traducciones de términos ingleses al español, y secundariamente, por el desconocimiento de cómo funciona el correo electrónico, los ordenadores, los navegadores, etc.

Las malas traducciones son innumerables, desde bajarse programas o canciones en vez de descargarlas, hasta llamar CPU(Wiki) a la caja donde se alojan los componentes del ordenador, pasando por aquél bruto que llamaba biplanos a los bitplanes.

Pero las cagadas que se comenten por desconocimiento cuando se habla de informática son bastante más graciosas e imperdonables. Dudo que nadie supere a aquel genio que pidió a su profesor que le grabara Internet en un diskette... El profesor fue especialmente astuto y le grabó el icono del Internet Explorer en el diskette que le dio el alumno. Ignoro qué hizo con él su avispado discípulo...

La noticia de que una fan de David Bisbal entró en su correo y quiso chantajearle tras hacerlo, aunque lejos de llegar al nivel del alumno que quería Internet en un diskette, es un buen ejemplo de lo mal que se puede llegar a hablar cuando no se sabe de qué se está hablando.

Una de mis películas favoritas es Tron(Wiki), especialmente por esa escena en la que un programa le pregunta al programador que se introduce en la computadora en la que ese programa está instalado si cree en los programadores, pensando que el programador es otro programa como él. Sublime.

Imagino que el redactor de esta noticia también ha visto Tron, y piensa que la fan chantajista de alguna manera ha logrado desmaterializarse e introducirse en la circuitería del servidor donde se alberga el correo electrónico de David Bisbal, en forma de señal que se desplaza por el cableado ethernet, atravesar la roseta telefónica y en forma de ADSL llegar hasta su objetivo y lograr entrar en el correo de Bisbal.

No hay que ser un experto para tener claro que en el correo electrónico no se entra, en todo caso, se accede a ese correo, se lee, se descarga o se redirecciona, pero nunca se entra en él.

The Big Borde sigue soñando que un día se convertirá en un programa que él mismo ha programado y se introducirá en un ordenador, y ahí se encontrará con otro programa que le preguntará si cree en los programadores. Mientras llega ese día, The Big Borde seguirá escuchando apenado cómo la gente entra en el correo de otra persona, cómo los que no son legales, según el ministro, se bajan cosas de Internet y cómo los que compran un ordenador nuevo buscan el espacio ideal en la mesa para poner la CPU.

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