viernes, 2 de enero de 2009

El borde y el obelisco

Recientemente The Big Borde, conocido merengue(RAE) que reside en Barcelona, estuvo con sus hermanos en Madrid, para asistir a un partido del Real Madrid y alimentarse de entresijos, gallinejas(Wiki), zarajos(Wiki) y codillo.

Siendo madridista es muy fácil ser borde con los barcelonistas, algunos de ellos amigos míos. Lo que más me gusta decirles es que una de las cosas que distingue al Real Madrid del F.C. Barcelona es que en Madrid hay una parada de Metro llamada Santiago Bernabéu, pero en Barcelona no tenemos una llamada Nou Camp... Es indescriptible la sensación que produce coger el metro un día de partido, escuchar "Próxima parada: Santiago Bernabéu", y ver la leve sonrisilla de todos los ocupantes del vagón, vayan o no al fútbol.

Pero no es de eso de lo que quería hacerme eco... Cuando The Big Borde y hermanos íbamos a alimentarnos...



Pasamos por una pequeña plaza, llamada Plaza de Ortega y Munilla, y pudimos observar un extraño obelisco.



No recuerdo a qué estaba dedicado, pero sí recuerdo dos anotaciones escritas en él.



The Big Borde empezó este blog precisamente para defender el uso correcto del lenguaje, especialmente en los medios de comunicación. En uno de mis últimos posts fui crítico con una mujer del tiempo que nos daba la presión atmosférica en hectopascales, algo que es correcto pero quizá excesivamente correcto para la mayoría de su audiencia, acostumbrada a los bares para medir presión atmosférica y para tomar cañas.

Pero esta vez creo que el señor que decidió poner esas dos anotaciones en el obelisco se ha pasado varios pueblos. Tradicionalmente, usamos los números romanos para contar Papas, nombrar siglos y también en los créditos de las películas. Los Papas se cambian muy de largo en largo, así que es fácil recordar por cuál vamos o saber cuántos Benedictos ha habido. Los siglos duran 100 años y como sólo llevamos XXI es fácil saber de cuál estamos hablando.

Pero el pobre señor que pase por delante del obelisco y vea los dos números en cuestión, o los ignorará porque probablemente tenga cosas más importantes que hacer que descifrar numeración romana, o se dedicará a fotografiarlos y publicar un post en su blog preguntándose por qué leches no ha puesto 1989 y 1996, en vez de MDCCCCLXXXIX y MDCCCCLXXXXVI.

Seguramente habría acabado de esculpirlos antes, y habría conseguido que quienes pasen por delante se interesen en qué ocurrió durante esos dos años. Yo me acordé de los números... Pero fue tal el shock que sufrí que no me quedaron fuerzas para interesarme en el resto del obelisco.

1 comentario:

Joha dijo...

Hola! hoy pasé por esta plaza y los números romanos del obelisco también llamaron mi atención, pero no porque no cumplieran las reglas de uso (cosa de la que me he enterado gracias a tu entrada), sino porque desde lo que yo sé están terriblemente escritos! 1989 es MCMLXXXIX (no MDCCCCLXXXIX) y 1996 es MCMXCVI (no MDCCCCLXXXXVI, kilométrico!!)... me equivoco o no?
Gracias. Un saludo!