lunes, 13 de octubre de 2008

Libro: Estado de miedo

Ya comenté recientemente que me gustan los libros que, una vez acabados, te hacen pensar.

Lo cual no quiere decir que a veces no haya leído otros, tan coñazos(Wiki) como el desfile de las fuerzas armadas, de esos que están muy bien escritos y son muy bonitos pero sólo te dejan pensando cómo es posible escribir tantas líneas sin una sola idea... "El Señor de los anillos" o "Cien años de soledad" son para mí dos buenos ejemplos de grandes libros y grandes coñazos, coñazos que leí de joven y que no me arrepiento de haberlo hecho.

Pero con la edad uno se vuelve más borde y más raro con los gustos. Reconozco que ya no podría leer esos dos libros que he citado, pero en cambio, he pillado una buena racha de lectura relacionada con cambio climático, calentamiento global y otros temas con algo de base científica. El último libro que he leído relacionado con esa temática es Estado de miedo, de Michael Crichton.


La verdad es que me ha sorprendido muy gratamente. Me estoy dando cuenta de que mucha gente crítica con los procedimientos que se están usando mayoritariamente para alertarnos sobre un incremento de las temperaturas medias durante un periodo de tiempo muy concreto y sin una base científica clara, son en general bastante bordes a la hora de explicar su visión sobre este tema. El autor, en este libro, suelta más de una bordería, sólo por eso ya por eso me ha gustado bastante.

Pero que nadie piense que el libro es otra cosa distinta a lo que es; básicamente, lo que hoy llaman un thriller(Wiki), género de libros que suelen defender tesis bien fundamentadas y consistentes, que no tienen por qué ser reales. Pero lo que sí distingue a Estado de miedo de otros libros es la cantidad de datos y referencias que aporta, para dar más consistencia a su historia, que insisto, no es más que una historia. Me temo que muchas de esas referencias, tanto coincidentes como discordantes con sus ideas, me harán leer algún libro más relacionado con este tema.

Me hizo especial gracia un comentario del héroe del libro, que suelo emplear muy a menudo y que me alegró mucho ver que no soy el único que lo usa.

¿Crees que una cosa es más verdad por repetirla?
¿Cuántas veces habéis tenido una conversación, intentando argumentar de varias maneras una idea para intentar convencerle de ella o explicársela a una especie de pared con aspecto de humano, y la única respuesta obtenida por su parte es repetir una y otra vez su única verdad? Yo bastantes...

Y también cuenta, de manera algo borde, que es tremendamente curioso que los científicos, en especial los meteorólogos, no sean capaces de comprender ni mucho menos reproducir el comportamiento del vapor de agua en la atmósfera. Sí, seguro que todos os acordáis, el agua se evapora de los ríos, lagos y mares, se condensa en la atmósfera y se convierte en nubes, y después se precipita, es decir, llueve y vuelve a caer de forma líquida, incluso a veces como cristales de hielo, en ese caso, nieva. Nos lo contaron de pequeñitos y parece fácil.

En algunos países se usa el yoduro de plata para provocar lluvia(elPaís), siempre que haya nubes, claro. Pero de ahí parece que no han pasado los científicos. Ese proceso tan sencillo no ha conseguido entenderse perfectamente, por eso no aciertan cuándo va a llover ni a la de tres, al menos en Barcelona, y por eso, pese a tener tanta agua en el mar que podría evaporarse, condensarse y caer en forma de lluvia, no podemos evitar las sequías y la escasez de agua. Desde aquí, muchos ánimos a los científicos y meteorólogos, a ver si consiguen que llueva a nuestro antojo.

Crichton se tomó con especial cachondeo, en el apartado de referencias, un programa humorístico en el que preguntaban a la gente qué les parecía lo que estaba pasando con el monóxido dihidrogeno, una sustancia presente en ríos y lagos, que permanece en la fruta y las verduras incluso después de lavarlas, y que nos hace sudar. Como podéis comprobar, hay bastante escrito(Google) al respecto... Para los holgazanes de los clicks, estamos hablando del agua.

También el autor le da otro tirón de orejas a los meteorólogos, que no son capaces de predecir cuándo empezará, cuánto durará y cómo será de fuerte el fenómeno meteorológico de El Niño(Wiki). Os aseguro que una vez que vuelva a producirse, saldrán muchos meteorólogos explicando científicamente todas esas cosas, como hacen los economistas cuando la bolsa baja.

Pero la parte que más me gustó es cuando en medio de un congreso, las noticias que ya tenían preparadas los organizadores cambiaban repentinamente en las pantallas de los ordenadores de los asistentes. El autor nos explica que todos los medios de comunicación estaban conectados a una red Wifi, así que imagino que la acción del libro debe ocurrir en un tiempo bastante próximo al actual, ya que en pocos años el Wifi será historia. Imagino entonces que todos estarían conectado a una web hecha en AJAX(Wiki), lástima que el autor, tan proclive a las citas y explicaciones técnicas, no nos aclarara ese detalle.

Dejando aparte la vertiente tecnológica, me gustó especialmente pensar que esa manipulación de la información era un guiño al Ministerio de la Verdad de 1984(Wiki), magnífico libro de George Orwell(Wiki) que leí de joven, en una época en la que no había internet ni blogs. Me concedo el lujo de recomendaros también este libro, publicado en 1949, pero tan válido hoy en día.

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